jueves, 8 de mayo de 2014

Novela colectiva 2º ESO. Capítulo ocho.



Estaba anocheciendo cuando Victoria y Tommy seguían su conversación.

-¿Por qué lo dices, Tommy?-Le responde Victoria.
-Aquí por la mañana puede parecer un lugar tranquilo en el que tiene pinta de ser una casa en ruinas cualquiera, pero, por la noche es todo lo contrario, los espíritus de los torturadores se levantan día sí y día también para seguir torturando a las personas inocentes que pasan por este lugar simplemente para visitarlo. Debes sacar de aquí a todos los que habéis venido, antes de que se levanten los espíritus.-le sigue explicando Tommy.
-¿Cuánto tiempo me queda?-le pregunta Victoria.
-No mucho; suelen aparecer cuando la luna está arriba del todo en el cielo y su luz se refleja en la sala en la que están enterrados-le responde.
Entonces Victoria sale corriendo para ganar el mayor tiempo posible, aunque no iba a conseguir nada con eso, debido a que la luna, como decía Tommy, estaba casi en lo alto del cielo, y su resplandor ya había superado la primera planta.
-¡Don Amador, debemos salir de aquí. Me he topado con un fantasma llamado Tommy que me ha dicho que tenemos que irnos, que dentro de poco se levantarán de las tumbas los espíritus de torturadores para torturar a la gente que viene a visitar este lugar!-Con los nervios y el miedo que llevaba en el cuerpo no podía explicarse bien.
-A ver, relájate-le dice Don Amador- ¿Qué dices que te han dicho?.
Pero ya era demasiado tarde. Se escucharon las voces estridentes salir de la habitación de la segunda planta, tal y como le había dicho Tommy.
-¡No hay tiempo para explicaciones, tenemos que salir de aquí! ¡YA!-le dice Victoria, aún con más miedo en el cuerpo.
Los demás compañeros, al oír la conversación, se les pusieron los pelos de punta y, con el miedo de la noticia  que había narrado Victoria a Don Amador se metieron corriendo en el autobús pidiéndole al conductor que pisara el acelerador lo más rápido posible y más. Obviamente, los niños se hacían los duros, como que no tenían miedo a esas ''chorradas'' que había contado Victoria. Pero se les veía el plumero, a Jacob el primero.
Cuando por fin pusieron en marcha el autobús, todos los que iban en él escucharon una voz, como si la tuvieran a su lado. Esa voz decía lo siguiente:
-Habréis ganado la batalla, pero no la guerra. Estaremos pendientes de vosotros en todo momento y apareceremos cuando menos os lo esperéis. Así que... Mejor que os  andéis con ojo o, si no...
Entonces se fue la voz.
-¿Habéis oido eso?-Pregunta Valeria, aterrorizada por ese mensaje que parecía tan cercano, pero tan lejano a la vez.
-No ha sido para tanto- le contesta Jacob haciéndose el duro pero en verdad era el que más miedo tenía.
Como ya iban por mitad del camino, ven una persona parada en mitad de la carretera mirando fijamente al interior del autobús.
Entonces, abre las puertas el conductor y se asoma.
-¿Quiere algo señor?-le dice.
El hombre, sin articular palabra, se acerca y entra en el autobús.
Una vez dentro, se para en mitad del autobús y se le comienzan a poner los ojos cada vez más y más blancos. Todo el mundo estaba mirando fijamente a aquel hombre desconocido que cambiaba el color de sus ojos de una forma exagerada.
Entonces, en aquel momento, el hombre se puso a hacer movimientos bruscos, a echar espuma por la boca y a decir palabras sin sentido que nadie entendía.
Estuvo así un buen rato hasta que de repente se quedó quieto, la espuma dejó de salir y se calló en un instante, volvió a mirar al horizonte y...

                                         Nacho Díaz Díaz

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