-Aitana:
Entonces, llegó la hora de pisar aquella tierra que daba
escalofríos, menos a Jacob, que se hacía el valiente como que no le
asustaba nada. El trayecto fue un poco horrible, pero después me
encontré mucho mejor. D. Amador nos obligó a hacer las paces y
Valeria y yo fuimos de nuevo amigas. Los niños iban delante
haciéndose los hombretones, pero cuando escuchaban el más mínimo
ruido salían corriendo.
Entramos por aquellas puertas viejas y
grandes, el suelo rechinaba y aquellos largos pasillos oscuros... que
no nos podíamos quedar quietos mirándolos ni un solo segundo.
Querían ir de noche, pero el director no nos dejó y menos mal,
porque yo era una de las que no quería. Cuando llegamos a aquel
patio central y miramos alrededor, las torres, ventanas, puertas,
etc., pensamos en los vídeos que habíamos visto en clase para
hacernos una idea de lo que era aquello. A continuación, llegamos a
las habitaciones, había como siete u ocho y todas con dos camas,
menos la principal. Jacob, Maxi, Álex, etc. empezaron a hacer la
típicas bromas de esconderse y salir pegando voces asustando; las
niñas salimos corriendo y después les pegamos porque nos dieron un
susto de muerte. D. Amador iba el último con dos profesores más,
iba mirando para todos lados asustado. ¡Ups! adiós que me quedo la
última.
Rafael
Palacios López 2ºD
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