El día que Gluck llegó a la
Tierra
Jordi Sierra i Fabra.
Editorial Algar, 2013,
(Calcetín Azul, 83).
Más de 12 años.
152
pp
Por José R. Cortés Criado
Un chico se dirige una noche a su casa, presencia
un “alunizaje” en una tienda de su barrio, cuando los ladrones huyen a la
desesperada teme morir atropellado porque el automóvil se dirige hacia él, pero
en el último momento un rayo de luz blanca desvía el coche y lo envía lejos del
chaval.
Cuando la policía lo interroga como único testigo
del robo y les cuenta que esa luz movió el coche no lo creen; y cuando les
cuenta que el emisor de la luz fue un extraterrestre de color verde, con tres
piernas, antenitas y ojos que emiten luminosidad según su estado de ánimo, ya
lo toman por un niño demasiado imaginativo y se desesperan con sus
explicaciones que repite una y otra vez.
Nadie lo cree, ni sus padres, ni su hermana, pero
el personaje no solo existe, sino que por la noche se presenta ante Steve y se
aloja en su dormitorio.
Se trata de un niño Kirce, que cogió sin permiso
la nave galáctica de su padre, atravesó un agujero negro y se estrelló sobre la Tierra. Estaba
asustado por dos motivos, porque sus padres estarán preocupados, teme su
castigo, y porque no sabe cómo volverá a su casa.
Es un ser divertido, de una inteligencia
superior, que disfruta con algunos inventos de los humanos, aunque no entiende
sus reacciones espontaneas, porque él se rige por la razón, sin pasiones.
Come todo lo que Steve le ofrece, bacon, crema de
cacahuetes…, pero sobre todo, le encantan las manzanas. También disfruta con la
música del chico, la siente poniendo su dedo sobre los microsurcos del disco de
vinilo. Como les gusta, los graba en un dispositivo que los humanos aún no
conocían para poder llevárselo a su lugar de origen.
Con su amigo hablan de inventos que todavía el
ser humano no ha descubierto pero que en su planeta ya son corrientes y no duda
de que en un futuro próximo también lo serán en la Tierra.
Después de algunas peripecias y llegada de sus
padres en su búsqueda, por fin regresa a casa, pero antes de hacerlo elimina de
la memoria de los que lo vieron este recuerdo, salvo en Steve, al que le regala
una manzana a la que le falta un bocado y le insufla un poder especial.
Son extraterrestres inteligentes, que no
desean darse a conocer para no alterar la evolución del ser humano, así son
todos los que presenta Sierra i Fabra, lejos de los malvados invasores que
vienen a exterminarnos o esclavizarnos como nos tiene acostumbrado el cine de
ficción.
Esta obra está enmarcada en el sur de Palo Alto,
California en diciembre de 1967 y está dedicada en la última página a Steve
Jobs, creador de Apple.
Este año, Sierra i Fabra ha publicado dos libros
con extraterrestres como protagonistas, esta y El extraordinario ingenio
parlante del profesor Palermo. Sin duda, reminiscencias de la redacción que
escribió con diez o doce años en las que un extraterrestre llegaba a la Tierra y deseaba volver a su
casa, esto, antes de la famosa película E.T.
El día que Gluck llegó a la Tierra es una
historia llena de imaginación, contada desde la perspectiva que dan más de
cincuenta años de progreso en los inventos del ser humano y con la gracia de
dotar al inventor Steve Jobs de poderes extraterrestres.